Ver predecible los negocios, estructurarlos y materializarlos es la fórmula del éxito en los negocios, pero ¿qué ha sucedido que a pesar de que muchos negocios son un éxito financiero, en la utilización y disfrute del largo plazo del que adquiere el servicio o producto sigue habiendo un hueco, una insatisfacción?
La realidad es que los financieros, los que conocen de números, los que pueden calcular las tasas de retornos, las perdidas, los flujos se han apoderado del negocio, pero no han dominado el producto, esto la han mandado a segundo término y los comprendo, ya que este es su idioma, y esto es lo que ven predecible, el dinero creciendo, y la vivienda, en este caso solo es el medio para hacer crecer el dinero.
En el largo plazo vemos lo que hoy sucede, “casas sin gente, y gente sin casas”, el fracaso de un modelo guiado por financieros, que si bien a ellos les han salido bien las cosas y han engordado sus bolsillos, el vehículo de esto ha tenido sus crisis y colapso, mientras los primeros ya disfrutaron de las utilidades dejando un problema a los que compraron y a los que financiero, esto lo constatan las crisis, como la más reciente del año 2008.
El artículo escrito por Carlos Jiménez y Cristina Fernández, en el cual hablan sobre este modelo fallido expresa lo siguiente “la avalancha de desahucios, con cientos de miles de familias que pierden sus viviendas; o el fracaso de la promesa de promoción social asociada a la propiedad de la vivienda, son algunas de las consecuencias de este colapso”. Donde encontramos algunas razones y consecuencias de que el negocio inmobiliario este tomado fuertemente por el sistema financiero como eje rector y no como un conjunto de ejes donde este converja con otros ejes.
La vivienda es un bien que a pesar de que es bien conocido que el sector inmobiliario y de los bienes raíces deja retornos fuertes de utilidad, y que muchos voltean a verlo, sigue siendo insuficiente, hay mayor demanda sobre este que la oferta disponible y esto nos lleva a que la decisión de compra no esté en una posición cómoda de negociación, de exigencia, de valoración en su compra, podemos clasificarlas como compra sin alternativas, que dan pie a que en el largo plazo y en el disfrute del bien, se dan cuenta de que han elegido mal, la opción de dejar de pagar la vivienda se vuelve opción, y es aquí donde nos vienen preguntas a responder.
¿Se puede mejorar el producto con el mismo coste financiero? ¿Se puede ofrecer calidad de vida sin encarecer el producto? ¿Podemos ignorar el comportamiento de oferta y demanda y comportarnos dignamente de nuestros potenciales usuarios?
El día que como desarrolladores podamos responder que sí a estas preguntas, comenzaremos a ver gente con casas y casas con gente y gente pudiendo elegir su vivienda.
¿Qué hace que la gente desee conservar su vivienda? La palabra plusvalía, cuando las gentes vean que a pesar de estar pagando su vivienda, esta se valoriza, hay un deseo por sostener y hacer el esfuerzo, y es que la base de los colapsos, de los barrios en abandono, de las casas sin gente realmente reside en la confianza ciega ofrecida y prometida que propicie revalorización, calidad de vida y armonía, de forma que todos los agentes participantes en el sistema inmobiliario tengan éxito, no solo el financiero, esta hasta hoy utopía del mercado inmobiliario puede dar equilibrio, deseabilidad y esperanza al sistema inmobiliario.
Se requiere que los arquitectos, urbanistas, ingenieros, paisajistas, diseñadores etc. vean predecibles y entiendan de este negocio, y que estos tengan conocimiento de finanzas inmobiliarias, es más esperanzador que este sector descrito en los renglones anteriores aprendan de finanzas, ya que están a un solo tema de verlo predecible , a que el sector financiero se involucre en urbanismo, ingenio, diseñar, paisaje, porque realmente con el miedo a generalizar, están a muchos temas de armonizar, no es su lenguaje, el de ellos es el ROI, El dinero.
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